La terminología es un aspecto complejo en el tema del mundo afectivo pues hay bastante confusión. Para empezar, yo diría que hay una línea muy sutil que separa la idea de emoción y sentimiento. Prácticamente todos, incluidos los expertos, usamos indistintamente ambas palabras como si fueran sinónimos. Hace años se hablaba mucho más de sentimientos y ahora todo el mundo habla más de emociones. Quizá por influencia de los psicólogos y neurólogos, quizá por influencia del inglés o quizá sea solo una cuestión de modas, es decir, de cambiar por cambiar para parecer moderno.
En cualquier caso, podemos hacer algunas matizaciones que nos ayuden a distinguir y reconocer mejor nuestros estados. Empecemos por lo que dice el diccionario de la Lengua Española de la RAE:
En cualquier caso, podemos hacer algunas matizaciones que nos ayuden a distinguir y reconocer mejor nuestros estados. Empecemos por lo que dice el diccionario de la Lengua Española de la RAE:
emoción. (Del lat. emotĭo, -ōnis).
1. f. Alteración del ánimo intensa y pasajera, agradable o penosa, que va acompañada de cierta conmoción somática.
2. f. Interés expectante con que se participa en algo que está ocurriendo.
sentimiento.
1. m. Acción y efecto de sentir o sentirse.
2. m. Estado afectivo del ánimo producido por causas que lo impresionan vivamente.
3. m. Estado del ánimo afligido por un suceso triste o doloroso.
Veamos las diferencias. Si nos fijamos, sobre todo, en la primera acepción de “emoción” y comparamos con las definiciones que nos da de “sentimiento” empezamos a encontrar algunas claves.
La emoción incluye cierta conmoción somática. El sentimiento no necesariamente.
Si una persona me hace quedar en ridículo y me avergüenzo, entonces me sonrojo y eso no puedo evitarlo es una reacción somática no voluntaria. Sin embargo, en presencia de alguien a quien odio no se tiene porqué ver nada, no existe ninguna manifestación corporal que evidencie mi sentimiento, ni la persona en cuestión ni ninguna otra lo sabrán a menos que yo quiera.
La emoción es breve y pasajera. El sentimiento se mantiene durante mucho tiempo.
Si una persona me hace quedar en ridículo y me avergüenzo me sonrojo pero al rato todo ha pasado y ya no se nota nada. Lo que puede durar mucho, mucho tiempo es el odio que esa persona ha hecho que surja en mi, aunque ya no esté sonrojada, ni nerviosa.
Ahora podemos complicarlo y preguntarnos, entonces ¿por qué en presencia de alguien a quién odio a veces noto que el estómago se me encoge? Pues en realidad, los sentimientos también tienen una base fisiológica: neuronal y endocrina quizá no tan potente y evidente como las emociones. Además, muchas veces, lo que ocurre es que en nuestro interior se están mezclando distintas emociones y sentimientos simultáneamente. Por ejemplo, me encuentro a alguien a quien odio (sentimiento) comprando la última barra de pan de la panadería justo antes que yo, y siento rabia (emoción).
La siguiente pregunta puede ser entonces ¿y qué pasa con las personas que, por ejemplo, no se ponen coloradas cuando se avergüenzan? Las emociones se pueden controlar con voluntad y práctica. Desde aprender a no sentir vergüenza cuando me equivoco, hasta aprender a gestionar la reacción física que surgirá pero que nuestro control hará tan efímera que apenas será percibida. Por ejemplo, con el miedo a hablar en público, puedo hacer dos cosas: sentir miedo pero aplicar técnicas para controlar sus efectos: relajarme antes de salir, respirar hondo, repetirme una frase mentalmente pero también aprender a superar el miedo a hablar en público trabajando de dónde surge y qué hay detrás.
Por todo lo visto ya se puede deducir que la vergüenza es una emoción y el odio un sentimiento. Cuando me encuentro con mi amado me emociono: noto cosquillas en el estómago, tiemblo. Sin embargo, mi amor por él lo llevo siempre conmigo aunque no tenga estas sensaciones. Por eso, yo diría que el amor es un sentimiento no una emoción.
Como vemos hay diferencias entre emoción y sentimiento aunque, como he comentado al principio, conviene ser flexible y tener en cuenta las diferencias en la terminología solo cuando éstas sean verdaderamente relevantes. Y ahora dispongámonos a aprender tanto de emociones como de sentimientos, ya que ambas sensaciones forman parte de nuestro mundo afectivo.
Comentarios
Publicar un comentario
Si has vivido un proceso de coaching y quieres compartir tu experiencia, ahora puedes. Gracias por hacerlo.