La educación es la base del futuro de una sociedad. Si queremos tener un futuro esperanzador tenemos que empezar a darle la importancia que tiene. No solo de palabra sino también con los hechos. Todo el mundo dice lo importante que es pero esas palabras nunca se corresponden con acciones reales, por ejemplo, los presupuestos del estado para la educación. Me parece fundamental que con todo lo que sabemos hoy de neurociencia y su aplicación al aprendizaje empecemos plantearnos seriamente aplicar este conocimiento a la educación. Os dejo el enlace a mi artículo que habla sobre este tema relacionando ambas cosas: Coaching y Educación. Espero que lo disfrutéis. Artículo "Coaching: aliado del cambio educativo"
La terminología es un aspecto complejo en el tema del mundo afectivo pues hay bastante confusión. Para empezar, yo diría que hay una línea muy sutil que separa la idea de emoción y sentimiento. Prácticamente todos, incluidos los expertos, usamos indistintamente ambas palabras como si fueran sinónimos. Hace años se hablaba mucho más de sentimientos y ahora todo el mundo habla más de emociones. Quizá por influencia de los psicólogos y neurólogos, quizá por influencia del inglés o quizá sea solo una cuestión de modas, es decir, de cambiar por cambiar para parecer moderno. En cualquier caso, podemos hacer algunas matizaciones que nos ayuden a distinguir y reconocer mejor nuestros estados. Empecemos por lo que dice el diccionario de la Lengua Española de la RAE: emoción . (Del lat. emotĭo, -ōnis). 1. f. Alteración del ánimo intensa y pasajera, agradable o penosa, que va acompañada de cierta conmoción somática. 2. f. Interés expectante con que se participa en algo que está ocurrien...