Han conseguido hacernos creer que emplear el tiempo es estar todo el día ocupados en algo: trabajar, comer, comprar, beber, salir, ver la tele, el fútbol… Esto nos genera la ilusión de estar aprovechando el tiempo. Últimamente, entre el obligado trabajo y la diversión por obligación pasa toda nuestra vida. Pero así no disfrutamos solo quemamos el tiempo.
Hemos aceptado que para sentir que llevamos una vida plena tenemos que tener siempre muchas cosas que hacer. ¿Alguna vez has visto a alguien que diga orgulloso: “no hay nada que pueda hacer esta tarde”? Es como si nos avergonzara, como interpretásemos “si no tengo nada que hacer, no soy una persona útil” o “si no tengo a nadie con quien hacer algo, nadie me aprecia”. En cambio, creemos que sentarse a estar solo, con uno mismo, pensando o sintiendo no es hacer nada.
Disfrutar de nuestro tiempo es mucho más que hacer cosas. Es importante mantener relaciones sociales pero dotándolas de sentido no solo por el hecho de tener compañía. Además también es importante disfrutar de nuestra propia compañía, algo que le da miedo a mucha gente pero que cuando se aprende resulta maravilloso. Examinar cómo ha ido nuestro día, cómo nos hemos sentido en tal situación o como nos ha afectado tal hecho, es mucho más importante para nuestro bienestar y disfrute que estar charlando de nada en la barra de un bar, mirando la tele o haciendo algo a lo que ni siquiera préstamos atención.
Como ya decía Erich Fromm, nos resulta muy difícil concentrarnos en una única actividad en cada momento, en general estamos con varias tareas simultáneas y así las hacemos sin prestar la atención ni la dedicación necesaria. Sin disfrutarlas.
Como no tenemos tiempo de pensar qué estamos haciendo y, aún menos, para qué lo hacemos, seguimos haciendo cosas sin pensar y entramos en un círculo vicioso del que solo se puede salir parándonos a pensar. Reflexionando.
“La concentración es, con mucho, más difícil de practicar en nuestra cultura, en la que todo parece estar en contra de la capacidad de concentrarse. El paso más importante para llegar a concentrarse es aprender a estar solo con uno mismo sin leer, escuchar la radio, fumar o beber. Sin duda, ser capaz de concentrarse significa poder estar solo con uno mismo -y esa habilidad es precisamente una condición para la capacidad de amar-”.- Erich Fromm(*)
(*) Erich Fromm, fue un destacado psicólogo social, psicoanalista y filósofo humanista alemán. Fue uno de los principales renovadores de la teoría y práctica psicoanalítica a mediados del siglo XX. Libro: El arte de amar (1956)
He escuchado en la radio una frase que me ha parecido perfecta para concluir esta entrada del blog, es un dicho africano que dice “Todos los hombres blancos tienen reloj pero ninguno tiene tiempo”. Para reflexionar ...
Hemos aceptado que para sentir que llevamos una vida plena tenemos que tener siempre muchas cosas que hacer. ¿Alguna vez has visto a alguien que diga orgulloso: “no hay nada que pueda hacer esta tarde”? Es como si nos avergonzara, como interpretásemos “si no tengo nada que hacer, no soy una persona útil” o “si no tengo a nadie con quien hacer algo, nadie me aprecia”. En cambio, creemos que sentarse a estar solo, con uno mismo, pensando o sintiendo no es hacer nada.
Disfrutar de nuestro tiempo es mucho más que hacer cosas. Es importante mantener relaciones sociales pero dotándolas de sentido no solo por el hecho de tener compañía. Además también es importante disfrutar de nuestra propia compañía, algo que le da miedo a mucha gente pero que cuando se aprende resulta maravilloso. Examinar cómo ha ido nuestro día, cómo nos hemos sentido en tal situación o como nos ha afectado tal hecho, es mucho más importante para nuestro bienestar y disfrute que estar charlando de nada en la barra de un bar, mirando la tele o haciendo algo a lo que ni siquiera préstamos atención.
Como ya decía Erich Fromm, nos resulta muy difícil concentrarnos en una única actividad en cada momento, en general estamos con varias tareas simultáneas y así las hacemos sin prestar la atención ni la dedicación necesaria. Sin disfrutarlas.
Como no tenemos tiempo de pensar qué estamos haciendo y, aún menos, para qué lo hacemos, seguimos haciendo cosas sin pensar y entramos en un círculo vicioso del que solo se puede salir parándonos a pensar. Reflexionando.
“La concentración es, con mucho, más difícil de practicar en nuestra cultura, en la que todo parece estar en contra de la capacidad de concentrarse. El paso más importante para llegar a concentrarse es aprender a estar solo con uno mismo sin leer, escuchar la radio, fumar o beber. Sin duda, ser capaz de concentrarse significa poder estar solo con uno mismo -y esa habilidad es precisamente una condición para la capacidad de amar-”.- Erich Fromm(*)
(*) Erich Fromm, fue un destacado psicólogo social, psicoanalista y filósofo humanista alemán. Fue uno de los principales renovadores de la teoría y práctica psicoanalítica a mediados del siglo XX. Libro: El arte de amar (1956)
He escuchado en la radio una frase que me ha parecido perfecta para concluir esta entrada del blog, es un dicho africano que dice “Todos los hombres blancos tienen reloj pero ninguno tiene tiempo”. Para reflexionar ...
Comentarios
Publicar un comentario
Si has vivido un proceso de coaching y quieres compartir tu experiencia, ahora puedes. Gracias por hacerlo.